Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

6/5/10

El debate económico europeo

La ampliación de la Unión Europea, y de hecho la propia construcción original, partió de la necesidad de crear un espacio común económico, pero no solo eso. Era clave en el razonamiento un modelo político, del que en se fue dando cuenta progresivamente de diversos aspectos, entre los cuales la figura de PESC (política exterior común) fue trascendental.
De hecho el propio tratado de Lisboa se orientaba en esa dirección, y si un debate recorrió el proceso fue la necesidad de superar un modelo estrictamente económico por elementos que apuntasen aspectos directos relacionados con la cohesión social y territorial y el desarrollo económico. En ese sentido el trabajo de Delors y el propio Libro Blanco fue un hito fundamental en la historia de la Unión.
Es por eso que el tema de Grecia ha puesto en el centro del debate el presente y futuro europeo. Por dicha razón los actuales ataques a la moneda, la actitud sesgada y seguramente arbitraria de las agencias de calificación, y la posición ciertamente irresponsable de cierta prensa económica europea, denotan que la debilidad de Europa no es solo económica, si no de posicionamientos comunes, ni de vocaciones de respuesta homogénea, ni de búsqueda de salidas coherentes a los problemas.
El tema de Grecia era harto conocido en los círculos económicos, quizás no en la magnitud que finalmente resultó, pero la visita de cualquier observador avispado en los últimos años a dicho país era suficientemente ilustrativo para comprender que el proceso estaba llegando a situaciones límites, y que solo era cuestión de tiempo llegar a una posición de fallida y cuasi banca rota.
Es por eso que lo difícil de entender es la respuesta efectuada por los países que representan el liderazgo de la Unión. Seguramente nadie se esperaba que la posición de Alemania hubiese demorado tanto, so pena que se hubiesen calculado los efectos (pérdida del valor del Euro de más de un 15% en menos de dos meses en relación al dólar). ¿Era una jugada para aumentar la exportación? Esperemos que no haya sido así…. Si fuere así, el coste de la factura será muy alto.
Eso significará pensar que se improvisa aun más de lo que pensamos. Y eso solo hace que menoscabar y disminuir la confianza y la credibilidad en Europa y en la política. Por eso cabe reflexionar sobre como avanzar en el fortalecimiento del proyecto, y no volver a repetir errores que tanto dañan la moral…y el bolsillo de los europeos.

1/5/10

Repensar el Primero de Mayo

Una vez más se celebra el primero de mayo. Lo que expondré a continuación no es nuevo, ni revolucionario. Ni tan siquiera innovador. Es radical en el sentido más decimonónico de la palabra. Plantea recentrar y repensar, a la luz de los temas actuales, el sentido de esta celebración.
La radical diferencia es que todo ha cambiado. El mercado de trabajo, la división internacional del trabajo, el concepto de riqueza, la distribución de la renta, el sentido de clase social. En fin, ¿tantos cambios no deberían hacer pensar que nos encontramos ante un nuevo paradigma en relación al concepto de trabajo, y que muchos escritores (desde Sennet a Rifkin) vienen planteando reiteradamente? ¿El modelo de celebración y reivindicaciones asociadas responde a dicho paradigma?
Es por eso que, al menos, deberíamos interrogarnos seguramente de los elementos que conforman el debate actual sobre el sentido del día del trabajador. Quizás sería más conveniente hablar del día del trabajo, si este comienza a ser un bien tan escaso, como al menos representa en nuestro entorno (España, Catalunya, Europa, …..) y deberíamos comenzar a pensar en las reivindicaciones actualizadas. Solo enumeraré 10 (un cierto decálogo) pero, lamentablemente, mientras escribía se me ocurría que la lista podría ser mucho más larga.
1. Reivindicar el trabajo. No cabe duda que los acentos han de reconformarse en todo lo relativo al trabajo reivindicando mejores salarios, más estabilidad, capacitación, nuevas oportunidades: mujeres, jóvenes, gente con gran riesgo de exclusión, sub mil euristas…. Hemos de repensar que la división del trabajo, la explotación, el subempleo, etc., han de ser uno de los elementos claves en el discurso a repensar hoy día.
2. Igualdad de oportunidades para todos. El tema de la mujer en la sociedad es crucial en toda nueva aproximación. La búsqueda de la promoción en todos los sentidos (nuevas profesiones, nuevas posiciones), relacionado con la necesidad de profundizar en nuevas políticas de usos del tiempo.
3. Países ricos / países pobres. El trabajo por intentar reducir la brecha de diferencia entre primer y otros mundos, se ha de introducir teniendo en cuenta aspectos diversos: cooperación no paternalista, nuevo orden internacional, acompañado de extensión de los valores de libertad y democracia. No será lícito cambiar el modelo de relación, aportar más recursos, impulsar un nuevo orden, sin cuestionar a muchos países en los cuales los derechos más elementales aun no están consolidados, y en algunos casos ni impulsados.
4. Rearmar los valores de progreso de la sociedad. La lucha por valores diferentes a los que nos tiene acostumbrados este moderno orden “filosófico” heredero de la posmodernidad más rabiosa es un deber ineludible. Valores de progreso como igualdad, solidaridad, cooperación, justicia social, requieren una atención decidida y pedagógicamente activa.
5. Sostenibilidad sin fundamentalismos. Un modelo de sociedad verde, con nuevos planteamientos tecnológicos y con una agresiva actuación en el campo de las nuevas energías, pero no desde el fundamentalismo, si no desde posiciones originales y que aprovechen también la oportunidad económica que brinda esta realidad.
6. Apostar por la socialización e igualdad de oportunidades del conocimiento. El conocimiento, las nuevas tecnologías se han de democratizar aun más y ofrecer mecanismos y espacios que permitan el acceso de la mayor cantidad de gente a los nuevos instrumentos. En este sentido el trabajo constante por la incorporación de estos aspectos en el desarrollo de la escuela es un elemento clave del progreso e igualdad en nuestra sociedad.
7. Jerarquizar el servicio público. Defender el Estado Social y de Bienestar. Uno de los elementos a reivindicar, y extender, son los logros del estado del bienestar, evitando los procesos que tienden a su desmantelamiento, cuando lo único que pretenden es, en la práctica, reducir los procesos de igualdad y acceso, y favorecer a unos sectores marginales y privilegiados.
8. Profundizar en las libertades democráticas. Participación y transparencia de todos en todos los ámbitos, y para todos los sectores. Sector público, sector privado y tercer sector. Las libertades, la defensa de la democracia, la participación y la transparencia han de regir los modelos actuales de desarrollo de las instituciones en las sociedades democráticas.
9. Favorecer la innovación, la creatividad, el emprendimiento, la economía alternativa y el emprendimiento social. El concepto de innovación, de emprendimiento, pero también de economía solidaria y creativa ha de impregnar el desarrollo de los modelos de desarrollo y participación económica.
10. Responsabilidad delante de la economía. No es posible que se libre al mercado el control de crecimiento económico. Cabe reforzar los mecanismos de regulación de los mercados, del sector financiero, y estructurar sistemas impositivos (tasa a las transacciones por ejemplo, control de paraísos fiscales,….) que ataquen integralmente las tentaciones especulativas de sectores minoritarios que se aprovechan minoritariamente de las posibilidades de la democracia económica.
Estos aspectos pueden formar una parte importante de un proceso de reformulación de objetivos para replantear y adaptar las necesidades de trabajadores y trabajadoras al contexto actual.
La izquierda ha de pensar en nuevas claves si quiere sumar a la gente, a toda la ciudadanía en procesos de participación y corresponsabilización en el futuro colectivo.

Grecia como pretexto: la construcción europea ante la crisis económica.

Grecia se ha convertido en noticia por varios factores. El principal es que lamentablemente estamos delante de una crisis de mucha envergadura que no afectará solamente a Grecia. Muchas de las situaciones que vive este país repercutirán en la economía, pero sobre todo en la política europea de los próximos años. Es por eso que el ataque feroz que sufre la economía griega denota muchas otras cosas que habría que analizar detenidamente.
La primera hace referencia a la construcción europea. Cuando los grandes países de Europa, los socios fundadores de la CEE tomaron la decisión de ampliar el espacio político partían de dos hechos: el mercado, sí, pero, también la necesidad de superar una larga historia política para superar los malos recuerdos de dos guerras mundiales que sumieron al continente en una situación irrepetible. En ese sentido la construcción europea también significó un elemento fundamental para la caída de los regímenes autoritarios del llamado “socialismo real”
Es por eso que no se entiende porque Alemania se ha mantenido tan firme en altas exigencias que lo único que hacían era debilitar el mercado financiero griego, y de retruque el propio europeo. Es cierto que la economía griega entró en la UVI, pero el Euro entró en una situación compleja de pérdida de valor delante del dólar y el yen, cosa que de rebote beneficia a las exportaciones europeas, pero perjudica el precio del petróleo y aporta inestabilidad a la confianza de los mercados. En fin, nunca llueve a gusto de todos.
Está claro que Grecia no había hecho los deberes. La ausencia del plan de rescate tal como lo pretendía el gobierno heleno solo hizo que poner más nerviosos al “mercado” y ha provocado una subida de los tipos de la deuda pública y una propia calificación de la misma hasta límites que una de las agencias de calificación lo ha definido como bonos basura. (No obstante no habría de olvidarse, por cierto, que son las mismas agencias que calificaban con triples y dobles A a los bancos de inversión, que en pocos días caían en descenso libre, pero no será este el espacio para el comentario al respecto).
Insistamos, Grecia no hizo los deberes. Vivió por encima de sus posibilidades. No tuvo rigurosidad fiscal. Se durmió en ser la frontera este de la OTAN. Es el último baluarte de la civilización cristiana delante de oriente. Lo que querramos apuntar valdrá como explicación. Pero por sobre todo, a la hora de la verdad se le ha dejado caer.
Se ha de recordar que, si bien su deuda es alta (del 113% de su PIB) otros países han hecho frente a niveles de deuda semejantes sin dramatizar la crisis. El propio USA está en una situación gravísima de relación entre su propia deuda y el PIB. La diferencia es el poderío americano, pero por descontado un mercado con alta capacidad de productividad, innovación y exportación, factores que en ningún caso reúnen las economías hoy día afectadas por la crisis.
Es por eso que para pensar en la solución de la crisis griega hay que pensarla en términos de construcción europea. La necesidad de demostrar que somos un solo proyecto se hace imprescindible, lo cual conlleva intentar ir decididamente al rescate de Grecia. Pero con el mismo énfasis la economía europea ha de tener capacidad de exigir a los países miembros, aun a costa de ciertas soberanías como las de sus propios bancos centrales, poder intervenir para reconducir situaciones que no solo ponen en riesgo la estabilidad del Euro, si no por sobre todo la propia realidad del proyecto europeo.
Ahí es donde se verá la talla del proyecto. Si todo lo reducimos a una ecuación económica, no vale la pena la continuidad. La dimensión política es lo que dará sentido al tema, y en ello tocará trabajar.
Es por eso que para construir una Europa de los ciudadanos, un proyecto realmente común que responda a anhelos, expectativas, necesidades y demandas de la ciudadanía mayoritaria, es imprescindible focalizar en los intereses comunes, en la capacidad de cooperación efectiva, en la visión de responsabilidad compartida, y en la renuncia, si hace falta, a una cierta soberanía decisional cuando el proyecto común entra en riesgo, como ha sido este caso. Los griegos también han de comprender que vivir alegremente tiene costes, y que el rescate que se plantea no ha de ser un juego de niños – como el que en el fondo ha sucedido en gran parte con la banca en la reciente crisis – a la espera de una nueva fallida, que ya los hermanos mayores vendrán en nuestro salvamento.
Es por eso que este contexto nos ha de dar herramientas y oportunidades para volver a debatir sobre la identidad colectiva, sobre la opinión pública europea, sobre como pasar el provincianismo que nos tiene sometidos, el superar el sálvese quien pueda cuando no va con uno, y a ayudarme cuando es su propia piel. Es por eso que, más allá de lo que pase con Grecia, no debemos olvidar la lección de pensar en la construcción europea para salva Europa.