Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

6/1/24

Desarrollo económico metropolitano. Cuidado al equivocarse en el debate

Cuando leemos ciertas propuestas para el área o la región metropolitana, ya sea para un municipio o área de influencia o para el conjunto del territorio suena, como mínimo extraño, escuchar recetas simples y a la vez casi mágicas que de tanto en tanto aparecen respecto al desarrollo económico metropolitano de Barcelona, como si nos encontrásemos en una isla económica, donde todo es posible, donde las empresas obedientemente harán lo que les sugerirían los expertos y gurús del momento, donde parecería que las universidades y los centros tecnológicos están ausentes y como en otro mundo y lo que es necesario es que venga algún profeta, mejor si es un mesías, que pueda conducir a las fuerzas productivas hacia la verdadera luz.

Esta tendencia, que parece más heredera de los planes quinquenales de la Unión Soviética o los planes desarrollistas del tardo franquismo, no deja de llamar la atención sobre todo cuando estamos delante de mercados convulsos, de una historia emprendedora muy importante en Catalunya, de un contexto de políticas europeas con luces pero a la vez con muchas sombras, sobre todo en el campo de la innovación, de la carrera tecnológica, de los nuevos modelos de organización del trabajo, de la fabricación de determinados componentes vinculados a los microprocesadores, de la aplicación de materiales raros, o simplemente delante del enorme déficit de materias primeras, por señalar los aspectos más significativos.

Algunas posiciones creen que con una reunió de expertos "per se" pueden resolver los problemas del territorio. No se le ha de quitar méritos a la gente experta en participación en comisiones, pero lo que se observa es que relata lo que otros hacen terceros actores, que están en muchos casos alejados de los centros de trabajo y producción, y que elaboran teorías y medidas de carácter general y muchas veces revestidas más de expresiones de deseo y recetas de carácter mágicas, que de propuestas concretas para solucionar todos los problemas que tiene el territorio en materia económica.

Una cosa es plantearse el consenso y la concertación sobre todo entre sectores públicos y privados (sin quedar claro sobre todo cuál es el papel de cada uno, muchas veces) y sobre todo porque se desprecia la infinidad de iniciativas locales o comarcales que en base a la energía muchas veces municipales y de sectores concretos del empresariado local intentan avanzar hacia modelos que garanticen un cierto desarrollo endógeno del territorio y de sus propias empresas, pero con la consciencia que su papel requiere luego salir al mercado, competir con otros territorios, con otros empresas, con otros centros de excelencia.

Como bien decía el profesor Camagni en realidad quienes compiten son los territorios y por lo tanto hay que fortalecer sus redes, ofrecer cooperación en aquello que es factible, crear espacios de innovación que combinen los centros de investigación con las empresas, dar juego a los agentes sociales, tener una visión global del territorio, y sobre todo un enfoque estratégico donde la industria 4.0, la descarbonización, la movilidad sostenible, las políticas inclusivas, un nuevo enfoques territorial y una gobernanza compartida forman el hexágono virtuoso de los retos actuales.

¿Se podría leer esta aportación como una resistencia al cambio a las propuestas que hoy día corren por algunos espacios metropolitanos? No, en la medida que se ofrecería una versión con dos atributos: un fuerte arraigo a la experiencia practicada y una visión holística que intenta relacionar la experiencia y el pasado con las necesidades del futuro, en el marco de una alianza entre administración y sectores más pujantes y dinámicos de iniciativas colectivas desde el tejido económico y social.

No estamos en China ni en India que por decreto se puede decidir la inversión en un determinado lugar teniendo en cuenta que tanto el modelo chino como el hindú parte de que estos países son los principales propietarios del suelo, capaces de orientar la inversión donde crea que le es más conveniente. No hay que olvidar que el modelo actual chino se ha sostenido en tres vectores fundamentales: un papel relevante del Estado, una mano de obra en inicio muy barata y disciplinada, y una gran capacidad para construir una soberanía tecnológica aprovechando el desplazamiento de las empresas hacia este país para producir, hecho que comportó una fuerte transferencia tecnológica desde Europa y América, conocimientos que los chinos se apresuraron a replicar con la compra de patentes o simplemente con la copia. Sin entender que la deslocalización cumplió un papel fundamental en la aceleración tecnológica no se podrá entender que pasó con su desarrollo y del 1,1 billón de dólares que la UNCTAD evalúa que se invirtieron directamente por los partners occidentales y asiáticos – Japón y Corea.

Pero retornemos a nuestra realidad. No estamos delante de un modelo basado en un territorio subdesarrollado, con mano de obra barata, con apenas desarrollos tecnológicos, y con una enorme cantidad de suelo disponible y sencillamente de costes bajos en relación a los países centrales. Estamos delante de territorios complejos, con larga historia de emprendimiento e innovación, con grandes centros de excelencia (por citar algunos IREC, Leitat, Eurecat, ICIQ, centros biomédicos líderes mundiales en temas de oncología, niños, trasplantes, etc., universidades muy bien posicionadas y con fuerte desarrollo de equipos de investigación) como para refugiarnos en soluciones de carácter mágicas y limitadas, que suenan bien, que algunos aspectos pueden ser hasta necesarias, pero que no sean suficientes.

Pero para eso hace falta mucho CAPEX y mucho OPEX, ese es el tema. Y hay que dar un impulso a la política industrial con recursos objetivos, inversión en innovación y desarrollo, mucho capital humano, adaptado a nuevas realidades, adecuación de las infraestructuras a nuevos retos, por señalar los temas más significativos, y con normativas tanto urbanísticas como aplicadas a la industria y el desarrollo más pensados en la producción que en el control burocrático,

No discutiremos nunca una política de marketing de un municipio que quiere obtener un beneficio político con un anuncio "estrella", pero que no nos lleve a una cierta confusión perceptiva en la que esas son la soluciones para continuar con un crecimiento inclusivo y sostenible. Y no cabe presumir que un Hospital o Centro de Excelencia requerirá que le hagan un plan municipal para continuar con su labor. Démosle lo que necesitan, facilitación, lobby, acompañamiento, apoyo, diálogo. Sin sustituciones ni querer representar lo que no se es. Ayudemos a que abran mercados, aumenten su presencia fuera del país, obtengan financiamiento para sus proyectos, formen a sus equipos.  Si el objetivo es posicionar al territorio con una buena imagen, apostando por modelos innovadores, centros de excelencia, apuestas universitarias, etc. es el objetivo es loable y nadie lo pondrá en duda.

Ahora bien si alguien cree que podrá ordenar las fuerzas del mercado desde una planificación vocacional y centralizada solamente le podemos recomendar que no pierda mucho el tiempo y que siga apostando por la línea del marketing y promoción de la ciudad y por pensar que por muchas acciones declarativas y voluntariosas, se logrará la transformación del territorio.