Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

1/1/24

La economía: otro frente de ataque del populismo a la democracia

Uno de los elementos más interesantes que aparecen en el panorama del debate acerca del populismo es como tratan las diferentes opciones ideológicas el tema de las políticas económicas.

A raíz del triunfo de Milei en Argentina todos los populistas de derecha, en este caso, han aplaudido su triunfo sobre todo porque dicen que representará un cambio en el paradigma político y económico de la política mundial.

Pero si diseccionamos y analizamos la relación que hay entre las políticas propugnadas por este nuevo presidente argentino con las que predican políticos como Trump, Orban, Netanyahu o Erdogan, cada cual por razones propias, singulares y diferenciadas,  veríamos que prácticamente entre ellos hay muy pocos elementos en común, pero en todos los casos si hay una gran diferencia con lo que plantea el nuevo presidente del país sudamericano.

En este sentido, todos los demás políticos plantean un modelo basado en el mercado, pero a la vez muy proteccionista de su economía nacional, con un altísimo control sobre los bancos centrales, con una defensa muy importante de su propia moneda y con una intención de regulación y severa intervención de los sectores estratégicos con el fin de lograr un absoluto control sobre los sectores tractores del país.

Ha habido diversos economistas que han intentado definir cuáles son las características principales del modelo populista económico, pero quizás en el que tenemos en este momento mayor referencia es la posición del economista Sergei Guriev quién define el populismo económico como "un conjunto de políticas que se basan en promesas de redistribución de la riqueza y el poder, y que se caracterizan por un alto grado de retórica emocional y un rechazo de la complejidad económica".

Aquí nos adentraremos en características que tiene el populismo económico. Guriev identifica aspectos principales del populismo económico, más otros que añadiremos:

- La primera condición es la promesa de redistribución de la riqueza para transferir recursos de los ricos a los pobres cuando en realidad, en la práctica, sus fórmulas acaban siendo exactamente las contrarias, con una ingente transferencia de recursos hacia los sectores con más recursos a través de bajada de impuestos que en apariencia beneficiarias de los sectores más desfavorecidos, pero en la práctica convierten la minoría en acumuladores del destino de dichas medidas. En la práctica todos los estudios, inclusive en políticas predicadas por muchos países con Estado del Bienestar, demuestra que los principales beneficiados en estos procesos son normalmente los menos necesitados.No hay más que leer que las políticas que ya alentaban a un cierto populismo como Reagan y Tatcher ya que una de las principales políticas consistió en generar mayores condiciones de apropiación de riqueza por parte de los sectores más pudientes de la sociedad y a la vez provocaron una pauperización muy importante de un amplio sector de la clase media, que vio cómo perdían el poder adquisitivo y sus ingresos netos.

- El otro tema son los aspectos impositivos, en el que el planteamiento es la reducción de impuestos pero a los que más se beneficia es a los ricos, pero se les dice que el destino final es la bajada de impuestos a los pobres, lo cual es un verdadero engaño.

- El tercer elemento, según Guriev, es la utilización del elemento de carácter emocional en el sentido de decir qué lo que hay que hacer es echar a los ricos o a los apropiadores de recursos eso que Milei ha decidido llamar “la casta” o Orban refiriéndose a Soros, encontrando un enemigo por excelencia, que supuestamente les está robando, lo que suena a los ecos del antisemitismo previo a la segunda guerra (aunque daba igual decir que los judíos eran ricos o comunistas) usado abundantemente por el nazismo incluyendo una  retórica del odio, la victimización, o la promesa de un futuro mejor.

- El cuarto elemento, partiendo de un canónico texto de los años 90 de los autores la macroeconomía del populismo en la América Latina de Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards publicado en El Trimestre Económico, Vol. 57, No. 225(1) (Enero-Marzo de 1990)en el que aportan una importante idea construida sobre la dicotomía del discurso, simplificado en términos de mensaje – distribución, reducción de impuestos, transferencia de la riqueza de los ricos que beneficiará a los más pobres y luego se dedican a describir una serie de decisiones de una altísima complejidad técnica, basada en reestructuración de deuda, déficit fiscal, etc., a partir de una serie de nuevas regulaciones, todo eso disfrazado de una crítica a las tecnocracias de la casta.

- Por último, como quinto factor, la creación de una falsa ilusión basada en soluciones milagrosas con la promesa de un mundo utópico donde acabarán a medio plazo la mayoría de los problemas que tiene en ese momento el país, pero con la condición de que se asuma una primera etapa de sacrificios al que le sucederá una etapa de bonanza de riqueza de felicidad y de crecimiento económico nunca visto.

Curiosamente lo que no se puede explicar es cómo se consiguió ese milagro en alguna otra experiencia. Se puede decir que se estabilizaron ciertas situaciones económicas con esas recetas (Chile con Pinochet o Perú con Fujimori) pero los costes sociales fueron de una magnitud que duran en el crecimiento de las desigualdades y el aumento de la pobreza. Se basan en la aplicación de una “nueva lógica económica”, no experimentada, y construida sin base de una ciencia económica aplicada, sobre todo tratando de desprestigiar el keynesianismo o el propio neokeynesianismo, menos rígido en algunas medidas.

Lo grave de esta situación es el corolario de este nuevo populismo económico es lo que puede significar para la estabilidad política y la consolidación económica, con la siempre amenazante declaración que no les temblará el pulso si hace falta reprimir a las protestas sociales que puedan nacer de parte de la población cuando se observe el desastre que significaría la aplicación de estas medidas. Es importante tener presente que los efectos que se plantean en relación con estos mensajes relacionados con lo económico no están directamente vinculados a la propia economía, sino por el contrario extender el descrédito de lo que podría haber sido anteriormente la posición política que les ha precedido, por lo que es más importante el ataque a las formas que el contenido de las políticas económicas previas.

Pero cuando vemos al Partido Popular español, por ejemplo, negar la evidencia del crecimiento económico que tiene economía española, de la estabilidad que se ha logrado en determinados sectores, como el energético delante del caos de precios de otros países, de la paz social que se ha logrado alcanzar con sindicatos y empresarios en aspectos aparentemente tabúes como podría ser el salario mínimo, demuestra que el argumentario político prima por sobre de los resultados evidentes que se puedan observar en las políticas económicas porque lo importante aquí vuelve a ser lo que hemos planteado como esquema de todo nuestro planteamiento que es la necesidad de descalificación por sobre, inclusive, del bienestar de la población. Volvemos a la ecuación SPM “simplificación-polarización-mentira”, que lamentablemente rige los discursos, inclusive los económicos, aunque sean contraproducentes para la mayoría de la población. En síntesis, que la derecha haga menos ideología y se atenga a propuestas económicas viables.