Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

17/12/23

Futuros de la democracia: lentitud en sus avances

Hace dos años publicaba una entrada sobre el futuro de las democracias y, lamentablemente, vuelve a tener vigencia el tema porque parecería que avanzar se avanza poco, y los retrocesos están muy acentuados, especialmente si tenemos en cuenta como se han ido agravando las situaciones de polarización. 

Se podría decir que el neoliberalismo está triunfando, y ni los correctivos de la pandemia, ni la obscenidad de los beneficios de la banca y de determinados fondos en su momento (crisis 2008) y crisis más recientes, ni el rubor que nos despiertan candidatos como Milei, que en el fondo de anarcolibertario veremos que tiene poco y nada su acción de gobierno y a las primeras medidas cabe remitirse, nos permiten temer sobre el posible futuro de las democracias en occidente. ( De oriente mejor no mencionar porque la férrea dictadura del Partido Comunista Chino, luego del último congreso, no deja dudas respecto hacia donde va el modelo).

Las preguntas que surgen hacen referencia a cuáles han de ser los ejes de como combatir una política iliberal (ahora ya estrechamente asociada a un modelo económico neoliberal) que hace retroceder las posiciones democráticas.  En esa perspectiva se podrían mencionar diez aspectos que conforman un enfoque global para intentar neutralizar las posturas más reaccionarias y conservadoras de los países donde hoy triunfa este modelo que se podría convertir en una verdadera rémora para la democracia. Un posible decálogo estaría conformado por los siguientes ejes de lectura y de aproximación, y en esa perspectiva sería interesante indicar los aspectos que podrían remarcarse como prioritarios en una posible acción política a construir desde posiciones de progreso.

  1. Liderazgos dinámicos, coherentes, que entiendan el entorno y lo sepan interpretar, comprometidos con los valores democráticos y capaces de comunicar congruentemente. No valen ya los liderazgos heroicos (Mintzberg), salvapatrias o mártires de la ideología. Pero eso a la vez equivale a un alto valor de la demostración. (Judt). Se ha de visualizar que se pretende, que anima a participar y a actuar. Se ha de lograr captar la atención, interés y empatía con un discurso que conecte con la gente. En este sentido está claro que hay comunidades autónomas como el País Vasco o Galicia donde Vox -en España- apenas tiene representación. Aquí los liderazgos son fuertes y comprometidos con los valores democráticos. Ejemplos similares se han dado en Italia (Turín, Roma…) donde con un relato concreto y una contundencia conceptual se supera las limitaciones de los modelos populistas o claramente iliberales.
  2. El terreno del debate no es ideológico tradicional si no de un modelo de sociedad que supere los debates actuales demagógicos y los reconduzca hacia un tipo de construcción que permita conjugar valores con los intereses próximos de la ciudadanía real, no una ciudadanía hipotética  que solo existe en algún tipo de manual de hace 40 años. Aquí siempre podemos pensar que la socialdemocracia sigue pensando en un trabajador/trabajadora industrial o de servicios o como mucho pre-postindustrial que parecería que no nos hemos enterado que tenemos una mala noticia: el mundo ha cambiado (Muchos autores, desde Bauman, Judt, y en España interesantes reflexiones de Innerarity).
  3. Lo mismo vale para la derecha que se ancla a un votante conservador, mayor, excluido de los discursos al uso, eso que le podríamos llamar “progresista”. Está claro que se le ha dado munición a la extrema derecha desde lo "políticamente correcto", aspecto en el que abundan Granés, Stefanoni y Traverso. En ese sentido Vox tiene mucho espacio que se dejan desde posiciones que no calan en amplios sectores de la sociedad, dejando huérfano a un gran número de votantes, especialmente los menores de 40 años, que parecería que nadie cuenta con ellos. Vox ha optado por dirigirse exclusivamente hacia una tipología de colectivos que se podrían calificar en muchos casos como “rebotados” por una alianza discursiva absolutamente heterogénea: trabajo, identidad, refugio de identificación proyectiva, desocupados por exclusión tecnológica, etc. La socialdemocracia y la derecha conservadora mira a los “integrados”, pero quizás ha llegado el momento de pensar en los “excluidos” que ya lo son, y que representan a los auténticos marginados del sistema. Eso que antes se llamaban ni ni, y ahora ya ni tenemos nombre para ellos. Un buen ejemplo, que no quiere decir que se haya de universalizar porque tiene causas propias - el peronismo y su fracaso - lo representa Milei en Argentina con un voto juvenil superior al 60%.
  4. Se ha de construir una nueva coalición democrática que se separe de manera substantiva del modelo iliberal. Los ejemplos recientes de las coaliciones en la República Checa o en las elecciones municipales turcas son un ejemplo de la necesidad de superar con nuevas alianzas las situaciones actuales. Pero se ha insistir que el límite y marco es una revolución en el discurso vigente. De ahí el éxito de Ayuso al saber sintonizar con el discurso de la libertad, valor vacío o pleno de significaciones paralelas y cuando no, contradictorias pero con una gran connotación ideológica. (Cabe hacerse una lectura más conceptual y menos apriorística de las teorías de Laclau, y revisar la idea de los marcos mentales de Lakoff).
  5. Cabe hacer una clara redefinición del papel de la sociedad civil. No es arbitrario que las corrientes iliberales tengan una especial predilección por atacar a estos colectivos: sos racismo, colectivos lgtbi, plataformas vecinales,….Pero delante de esta situación la postura de la izquierda y el centro liberal es de inhibición y de no fijar posiciones claras respecto a ciertos temas – inmigración, sexo/género, acceso a ciertos servicios – por miedo de pecar en posiciones teóricamente políticamente incorrectos. Esa prudencia discursiva a veces genera que se busquen otros significantes de diferenciación. Un buen ejemplo de la derecha es el debate de la lengua a Catalunya. Una gran oportunidad para no entrar en temas de profunda contradicción y asunción de significativas responsabilidades.
  6. El combate a las posiciones que atacan a la democracia y a sus defensores, en una nueva perspectiva, que rechace el calificativo que se hace los nuevos movimientos emergentes o cuando la socialdemocracia replantea su modelo acusándole de idealista, pueril, cándido o ingenuo. Cualquier descalificación vale. Lo importante, neutralizar a un modelo de progreso democrático para imponer una estrategia iliberal. (Vallespir) Lo que es curioso es la complicidad de ciertas posturas progresistas que entran al trapo, como en el debate sobre las cuestiones de género, dando pábulo a posiciones reaccionarias que generan esa coalición de relato al que hacíamos referencia en otro documento previo. 
  7. En esa perspectiva cabe la construcción de un nuevo contrato social. Los valores, principios y actuaciones que conformaron los acuerdos que dieron pie a los 30 gloriosos (Polyani, Fourastié). Polyani ya advertía hace más de 60 años de la necesidad de entender la gran transformación. Pero está claro que lo más cómodo era dejar estar las cosas y someterse al devenir de los procesos. Eso llevó a la crisis del 2008, y tuvo paralizado todo el mundo un buen espacio de tiempo de la pandemia. Es cierto que no se podía prever que pasaría, pero teniendo en cuenta que las recetas eran unívocas, no ha de extrañar la lentitud de las decisiones, y luego, hoy se ve, solo se recuerda a la pandemia y su impacto cuando vuelve a haber rebrotes. Por ejemplo, en las negociaciones de los fondos de resiliencia de la Unión Europea, permanentemente hay que retrotraer a los actores para que recuerden que dio lugar a los fondos y el porqué.
  8. Si se comparte el espíritu de la Cumbre que promovió Biden sostenida sobre el apoyo a la renovación democrática, la participación cívica y la colaboración multilateral, hay que ensanchar la base social de los beneficiarios y ampliar las miras del alcance del nuevo contrato social. Ejes concretos son los que ahora corresponden. Para eso debe replantearse una agenda de problemas diferenciada que hable de aspectos diversos, pero no seguramente los que acostumbramos a tener en una clásica agenda socialdemócrata: futuro del trabajo; predistribución – renta universal? –; medio ambiente, cambio climático, descarbonización, vivienda, igualdad de capacidades – más allá de la igualdad de oportunidades – e igualdad de recursos, y severo combate a las desigualdades (Piketty).
  9. Pero los compromisos verbales por sí solos solo llegan hasta cierto punto. A medida que los estados entablan una conversación al respecto, deben estar preparados para ir más allá de la retórica y afirmar la importancia de estos derechos haciendo coincidir las palabras con los hechos en la lucha por el espacio cívico. Eso significa buscar elementos comunes para la construcción democrática y promover espacios multisectoriales y multilaterales con un nuevo enfoque orientado a una gran alianza de fuerzas desde un principio cívico progresista que resista los embates del populismo, de las tendencias iliberales y sobre todo de la polarización creciente.
  10. Por último, la pandemia enseñó algo: era factible acelerar procesos en el cambio tecnológico, en nuevas formas productivas, en nuevas solidaridades, en nuevos emprendimientos, en la demostración de la capacidad de innovar sin destruir. Pero parecería que eso ocurrió hace un siglo. Se corre un riesgo extremo: no haber aprendido nada. Con los fondos se ve claramente, las grandes empresas solo ven como serán subvencionados sus procesos productivos para poder aumentar los beneficios de sus accionistas, sin pensar en el sentido que tiene la dinamización de la economía.

En este contexto cabe tener presente que el futuro no está escrito, y que cualquier compromiso con una renovación democrático requiere también apuntalar el proyecto de un nuevo contrato social, más allá de una relación de beneficios del bienestar y que se oriente hacia una mejora de las condiciones de vida, de construcción de proyectos vitales y de búsqueda de caminos para una mayor equidad, solidaridad, sostenibilidad -reto de una magnitud de primer orden- y justicia social.