Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

19/3/21

 Ni tanto ni tan poco


La inclusión del debate sobre los fondos recuperación y resiliencia han abierto una nueva realidad sobre la que deberíamos pensar en términos políticos, pero no solamente en este enfoque sino también desde una óptica estratégica más general que incluya diversos enfoques posibles., la cual cosa abre una importante perspectiva que se refiere al hecho de como pensar efectivamente en las actuaciones a proponer, ejecutar y a las metodologías de implementación.

Más allá de la inevitable referencia a la situación que ha provocado esta realidad inédita y trágica a la vez por los efectos de la pandemia , como iniciativa política no nos ha de hacer perder de vista cuales problemáticas que rodean dicha iniciativa y como se está enfocando desde las diversas instituciones y el sector privado, agente preferencial en la estrategia general dibujada.

Por estas razones se podría considerar como muy importante realizar una aproximación a los orígenes conceptuales del propio fondo y como se está interpretando desde diversas instituciones y ámbitos como tener presente lo que es fundamental de comprender y no perder la perspectiva de aquello que constituye el núcleo de la reflexión y a la vez la orientación de sus propuestas. 

En este sentido sería menester realizar algunas puntualizaciones que son importantes para entender cómo se podría dar un supuesto de gestión de los fondos y entender que los resultados esperados quizás difieren de aquello en lo que muchos de los gestores están pensando. 

Lo que se expone como diversas consideraciones a continuación no tiene jerarquía sino simplemente una articulación de ideas. Esta reflexión no surge solamente de pensar en cómo se están planificando la petición de recursos sino también de muchas conversaciones que se han mantenido con directivos de empresas, profesores universitarios, gestores municipales y de comunidades autónomas y de los propios ministerios.

La primera conclusión a la que se llega cuando uno participa en algunos de los debates es que hay una clara confusión de lo que se pretende con estos fondos desde la Unión Europea. No queda claro la importancia del mensaje, tal como se realizó en su momento protegiendo al euro, un mensaje, en su momento, dirigido a un mercado confuso y convulso al que se le advertía que la Unión estaría allí cuando hiciera falta, cubriendo las consecuencias que una crisis tendría en la economía europea. 

Hoy día, lo primero que hay de entender es que es un mensaje similar, en el fondo, a los mercados para que no ataquen la economía de este territorio a partir de la objetiva debilidad y volatilidad del valor de sus empresas. Es una clara idea dirigida a la empresa y a los trabajadores y trabajadoras de que Europa no va a fallar. Por lo tanto es clave entender el principio comunicativo.

El segundo aspecto que hay que tener presente es que es una crisis sistémica del modelo de crecimiento económico y por lo tanto es imprescindible una acción concertada entre sector público y privado que mire los posibles y potenciales resultados en una perspectiva de mejora de la productividad y de respuesta a los retos que no se pueden expresar de manera más clara cuando se habla de transición digital y energética, pero a la vez de combate la desigualdad ya sea por motivos de género, ya sea por motivos de riesgo de pobreza.

Pero, en bastantes casos, cuando empezamos a escuchar la tipología de los proyectos nos encontramos en sus extremos, y en el medio con muchas variantes, desde posiciones que presentan una especie de Plan Marshall trufado con un keynesianismo muy elemental y de vocación paliativa, cruzado con un New Deal desfasado de su contexto histórico, hasta las posiciones poco claras por parte de grandes corporaciones que piensan en su modernización tecnológica sí, pero descargando – a veces de manera amenazante – que no lo quieren hacer todo con cargo a la cuenta de resultados, sino en base a subvenciones públicas. 

Se podría negar esta argumentación pero el riesgo está allá y no sería conveniente no tener presente este análisis con objeto de no perder la perspectiva de hacia dónde hay que caminar y qué elementos de contención se han de estructurar para evitar justamente estos dos riesgos como la múltiple las múltiples variantes que se dan en el propio desarrollo de la tipología de proyectos.

En el medio de toda esta situación, se da un hecho de prestigio y reputacional: no eres nadie si no tienes un fondo de resiliencia. Esta forma de entender el actual proceso hace referencia a una especie de imaginario colectivo que remite al hecho que quien no tenga fondos puede ser un don nadie. En ese sentido parecería que es más importante tener fondos que tener proyecto, pese al hecho demostrado y contrastado que el modelo de gestión de fondos de España no es paradigmático en su eficacia y eficiencia.

En relación con el título del programa mucha gente no ha entendido seriamente el concepto de resiliencia partiendo de la idea que es la capacidad de un ser vivo de adaptarse a un entorno o situación que genera perturbación y desazón en personas e instituciones. Cuando se dice resiliencia está muy claro que se hace referencia a abordar las problemáticas desde una actitud que neutralice las amenazas que provocan desestabilización de todo tipo. Por eso hay que levantar la mirada y entender el sentido de la iniciativa. 

Un elemento que aparece muy pero que muy poco, y ya hemos hecho mención, es el tema de la gente, las personas. Hay muchos agujeros en la mayoría de las ideas que se escuchan. Se olvida el cambio del modelo económico, lo que han sufrido pymes y autónomos y autónomas, las brechas digitales, el papel activo de la gente en la transformación del modelo energético, las nuevas condiciones de trabajo, los nuevos nichos de mercado. Parecería que todo se reducirá a que, mágicamente, las dobles transiciones digital y ecológica resolverán todos los problemas, y la gente será un simple accesorio, cuando sin la gente no hay transición de ningún tipo. Es por eso que el papel del capital humano en este proceso será clave. Curiosamente las empresas, los proyectos sí cuentan con ello en bastantes casos, pero el discurso al uso no deja de ser un discurso “casi monetarista”. Que entren recursos que se ordenará mecánicamente casi todo.

En este sentido no se puede olvidar que si algo aguantó todo este dramático año fue, la resiliencia de la gente de la primera línea, sanitarios, educadores, prestadores de servicios a las personas, trabajadores y trabajadoras de comercio y servicios esenciales, fuerzas de seguridad y espero no dejarme a ningún colectivo, pero todos y cada uno que han estado al costado de la gente son los que salvaron en la medida de lo posible esta severa crisis humanitaria. 

Para acabar, estamos delante de un gran desafío. Decir que hay que respetar el espíritu de la iniciativa puede resultar grandilocuente, pero lamentablemente es así. Ahora cabe poner atención en lo que pasará, rogar para que todo el mundo sea coherente con los verdaderos objetivos de los fondos y trabajar para que esta situación tan trágica como inédita pueda ser superada en los tiempos más breves posibles.