Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

21/1/12

Acerca del cierre de megaupload y la emergencia de una nueva cultura en el mundo audiovisual

A nadie le agrada que le metan la mano en el bolsillo. Y esa parece que ha sido el argumento principal para el cierre de un lugar que, en realidad, aloja archivos – bases de datos, documentos, y material audiovisual en este caso. Es por eso que toda esta operación tiene muchos visos de ser discutible.
El problema que la discusión tiene 6 planos diferentes, y a eso me referiré:
- El económico. Mucha gente ya ha mencionado que este tipo de alojadores de material, si quieres velocidad y simultaneidad, cobran por el servicio. Primera conclusión, hay gente que paga. Por lo tanto no es que la gente no quiera per se pagar. El tema es cuanto, y aquí entramos en otro debate. Si la industria de los medios dice que ha perdido 500.000.000 de dólares, alguien cree que los que pagan por bajarse algo de un servidor le pagarían a una “major”. Decididamente no. ¿Es vocación pirata del navegante de internet? Puede ser, y en cualquier caso estamos delante de una vocación de cientos de millones de internautas. Cabría pensar seriamente como darle la vuelta a este tema. Spotify fue una respuesta. Pero de lo que si estamos seguros es que los dueños de las grandes cadenas de televisión o de estudios de cine de imaginación tienen poco. Bien, decir que poco es casi una tautología. Si por algo se caracterizan es por su nula capacidad imaginativa y su ávida capacidad para exprimir a los verdaderos creativos que, normalmente como en el cine y la música se quedan una parte entre pequeña y algo menos pequeña del pastel final.
- Esta última aseveración liga con lo cultural. Está claro que no se enteran de que hay – como dirían ellos que son de Business School – un cambio en el modelo de negocio. Señores, una noticia. Se acabó lo anterior. Inventen rápido un spotify audiovisual, o potencien los existentes, y con precios no abusivos. Las webs de descargas resucitarán en tres semanas. (por otro lado recordemos que las películas, y sobre todo las series ya han sido amortizadas cuando salen al mercado audiovisual en dvd o en la web, y todo sea dicho salen mal, poco, caro y desordenado). Bien, la cultura ha cambiado, y hay que enterarse.
- La ética. Cierto, el único tema es que entre el consumidor y el productor este intermediario no es ejemplo de nada. ¿Ética de negocios en la industria del show business? ¿Estamos de chiste? Cierto que los chicos de megaupload han tenido una actitud que raya con lo delictivo, al menos por omisión. (ellos argumentarán que los usuarios cuelgan y ellos solo alojan). Mentirosos, cierto. Tramposos, cierto. Aprovechados, más aun. Pero si cambiamos megaupload por cualquiera de las grandes distribuidoras le cabrían casi todos los adjetivos y no pasaría nada.
- Lo legal. Obviamente saldrá esa observación. Muy bien. No es legal. Que intervenga la interpol. Se llevarán un palmo de narices con los resultados, ya lo veréis y lo peor es que lo saben. El alojamiento o un foro no son ilegales. ¿O pretenden ponerle barreras al campo? No se porqué suena a dictadura audiovisual.
- El creador. Es el que menos tiene opinión aquí. En España en su momento se movilizó por la defensa de la propiedad intelectual. Harían bien que sus representantes no les timaran más, puestos a evitar timos. (aun colea el caso SGAE). Realmente es el gran olvidado, el realmente perjudicado. Hay que meterle imaginación y provocar un contacto más directo entre creador y consumidor. Y hay que pensarlo. Y las distribuidoras no son ni de lejos el interlocutor.
- El estado. En fin, triste papel como dice un comentarista en El Periódico del sábado 20 de enero. Fijaos que al día siguiente del cierre de wiquipedia el FBI, casi como si fuese al dictado de la “patronal” organiza un tinglado para poner en evidencia una situación conocida y denunciada. ¿Globo sonda, cortina de humo, advertencia, provocación…..? siempre hemos conocido lo acertado de los pronósticos del equipo de Hoover. Experiencia en cazas de brujas ya tienen. Ahora solo falta – para no perder la costumbre americana – que un importante usuario de estos medios sea algún jefazo de los que ordenan cerrarlo. Al menos eso es lo que pasa siempre con los apóstoles del rigor sexual y económico. Luego tienen cuentas en paraísos fiscales o han tenido amantes. Mirad si no los republicanos esta semana, para no ir más lejos.
En fin, triste episodio. Hay que condenar el robo o mejor dicho un sistema de apropiación que aprovecha resquicios legales y tecnológicos. Pero la solución no está en una supuesta mano dura descontrolada. Ya ven de lo que son capaces los anonymus. El problema es encontrar una salida a un problema, pero que atañe a consumidores y creadores. Dejemos de lado a tres actores que, en este caso, son reprobables: los pseudo distribuidores inocentes, las distribuidoras y el estado.