Blog de Héctor Santcovsky

un blog para reflexionar sobre política, sociedad y retos de futuro

15/4/09

A la vuelta de semana santa

De regreso de semana Santa encontramos un nuevo escenario político marcado por la necesidad de recrear referentes la política de alianzas y concertaciones de los partidos políticos. Podemos decir que es un clásico en la historia de siempre sea utilizado ese período de medio gas en la biorritmos de la política si la ciudadanía y por lo tanto para provocar crisis, denunciaron decisiones proponer medidas atrevidas. No debe llamar la atención pues que todo lo que yo pasando la semana con un poco a ese fenómeno en el que las del que pega primero puede servir a veces, que no siempre es efectivo para pegar dos veces.

La crisis zapatero de semana Santa ha servido entre otras cosas para demostrar una vez más la política se juega en un terreno donde las predicciones y las tomas de decisiones no son tan evidentes como las lógicas pueden llegar a suponer. Zapatero practica la política que decía Sartre pero al revés. Decía el filósofo francés: un pesimista es un optimista bien informado. Zapatero pensará que un optimista es un pesimista mal informado.

Devolver, o mejor dicho reconstruir un modelo de núcleo duro basado en una compleja química de eficacia en la gestión política e institucional, hace recordar a ratos el primer gobierno en el que hombres fuertes del partido, pero muy próximos Zapatero eran, en apariencia, los baluartes del núcleo duro. Si la novela tiene intención de alianza con aquel que en teoría tiene más sintonía con el conjunto del partido por su experiencia en organización, con aquel que aporta la pata negra del socialismo de la post transición, no tenemos entonces ningún tipo de duda sobre la naturaleza estrictamente política del posicionamiento del gobierno, tal como no se ha practicado, seguramente, en otros gobiernos Zapatero. Ahora cuenta con que el modelo debe combinar una compleja conjunción que comprende la necesidad de administrar la política, a la vez que las infraestructuras, la economía, y toda la maquinaria institucional.

Por eso este es un gobierno que algunos han intentado calificar como felipista pero en realidad podríamos decir que es el primer gobierno zapaterista auténticamente político. Las potenciales desventajas que ofrece el caso de conocimiento económico de la vicepresidenta, falta de gestión en la cosa pública del ministro fomento, con la elección de independientes sin aparente tradición política para administrar temas que requerirán una gran dosis de consenso, debe ser tomado una buena noticia más elemental de la palabra ahora al menos podremos ver al partido ejerciendo sin posibilidades de subterfugios ocasionales y justificativos.

Para bien y para mal este gobierno tendrá pocas justificaciones. Hará basar su legitimidad en sus propias bases. Guiños al partido, y al votante más fiel. Poco importa la opinión de terceros actores. Ahora toca cerrar filas y apoyarse en valores seguros de homogeneidad. El tiempo nos dirá si esto funciona bien. Solo un pequeño problema. La ciudadanía está en fase de pensar: si ahora va bien, que menos, pero si va mal, la única copia de respaldo, el propio presidente, habrá actuado como fusible de la corriente. Esperemos no tener apagón. Tocará ahora ver si llegamos al grado de eficacia política que se supone este nuevo tipo aporta y tan necesario es para este momento de crisis económica. Pero por eso, ojo al dato, el tema es que si sale bien, óptimo. Si no Zapatero tendría más de un problema. Esperemos, por le bien de la izquierda y las instituciones, que al menos algunos éxitos se cumplan. De caso contrario se padecerá, en un amplio sentido. El riesgo no es solo un retroceso electoral. Puede significar también una cierta parálisis política. Ahora a ver, esperar, observar.